lunes, 15 de octubre de 2012

Lineas de Nazca

LINEAS DE NAZCA 

Al sur de Perú siglos antes del surgimiento del imperio Inca en el continente.
La ciudad de Nazca fundada en 1945 por orden del Virrey García Hurtado de Mendoza, fue sede prehispánica cultura nazca, una de las mas notables del antiguo Perú.
Los principales atractivos de esta ciudad costera figuran además unas antiguas construcciones llamadas "los paredones", compuestos de habitaciones, terrazas y patios con base de piedra.
Para María Raeche era un calendario lunar y solar grande.

Unas de las figuras son:


Primeras referencias y estudios científicos
A pesar de lo impresionante que resulta la presencia de estas líneas y dibujos colosales y el misterio que representan, tanto por su propósito, como por su origen y la forma en que fueron realizadas, la humanidad, o al menos  la de nuestros días- recién tomó conocimiento de ellas hace relativamente poco tiempo.


Biografía de María Reiche, “La dama del desierto”



Durante el lapso de 50 años que duró su labor, María Reiche identificó nuevas líneas y diseños que no habían sido descubiertos, tomó medidas, trazó mapas, y elaboró nuevas teorías que apoyaban y enriquecían la de su mentor, en el sentido de profundizar el razonamiento de que lo que yacía sobre la árida superficie de la pampa de Nazca era un gigantesco calendario astronómico desarrollado en sucesivas épocas por las civilizaciones Paracas y Nazca, a lo largo de un período de unos mil años, aproximadamente entre el año 500 a.C. y el 500 de nuestra era.. Además concluyó que los trabajos realizados por los antiguos naturales en la pampa,  eran algo así como un gigantesco templo al aire libre donde se realizaban determinadas ceremonias relacionadas con los acontecimientos astronómicos, y el tamaño de los geoglifos se debían a la esperanza de que fueran vistos por los dioses desde su morada en el cielo.  
María Reiche se propuso librar una batalla personal y quijotesca contra la ignorancia y la desaprensión que se traducía en el deterioro permanente del legado arqueológico. Desde el momento mismo de su llegada a la zona, se enamoró del lugar y del profundo misterio de las líneas de Nazca, y luchó con ahínco por su estudio y preservación dejando su vida en ello. A mediados de la década del ’80, siendo una anciana inválida, no podía con su genio, y en su pobre condición física, -prominente ceguera y mal de Parkinson- se hacía llevar cargada por algún colaborador para seguir visitando la zona de la pampa, y así mantenerse en contacto con “sus” líneas. 


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