LENGUAJE DE SEÑAS
Ellos saben que no hablan ni piensan con palabras. Tal vez por eso el lenguaje por señas los hace sentir que hay algo que no tienen, a lo que no pueden acceder. Una deficiencia.
Hay algo que les falta. Ir por la calle y ver a dos personas hablando por señas y ponerse a observarlas detenidamente es como escuchar una conversación a la que uno no ha sido invitado. Sin embargo, uno mira de reojo, tratando de no ser visto. Un diálogo por señas entre personas no oyentes es, para el oyente, un espectáculo de rara belleza. Siente el oyente la impotencia de no poder usar las manos, la cara, todo el cuerpo más que para mensajes elementales, mientras hay quien es capaz de expresar con precisión todo lo necesario para la vida, las cosas prácticas, el humor, los sentimientos.
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